lunes, 11 de noviembre de 2019

Ser (Relato)


Narrativa 
Daniel Adrián Leone

Ser.


Imagen de Axonite-Pixabay


El recuerdo que me nubla no es éste cigarrillo ni la densa espiral de humo apalabrado que escala peldaño a peldaño, el aire y mis ansias. Al menos, no debería serlo.
En mis ojos caben demasiadas cosas: cientos de universos pequeñitos y algunos versos extrábicos que como gotas amenazan con abrirse paso...
Debe tratarse de otra cosa.
Tal vez sea un fragmento de  historia de alguno de esos "yoes" que ya he vivido lo suficiente como para reconocerlos pasado pero no lo suficiente como para entregarlos a la burocracia de mis relatos o dejarlos caer en una pila informe de ropa vieja.
El cigarrillo se extingue lento, acortando el camino entre su fuego y mis dedos pero, sobre todo, negándose a darme una pista válida o alguna escusa útil.
A pesar de la distancia -y de lo insalvable de la distancia- los autos recorren la calle afectando la misma indiferencia y cayendo en unos baches equidistantes y equiparables a mis pensamientos.
Me miraría en el espejo -a pesar de lo perfectamente incapaz que se revelan los espejos en éstas situaciones- de tener alguno y en particular, si tuviera, al menos, alguna intuición sobre a qué espejo acudir.
De chico me gustaba ir a dar caza a todo espejo salvaje... sin perder tiempo me lanzaba de cabeza, como un reflejo más, de una mirada a otra, de una esquina a unas sombras, desde las sombras al relieve de alguna figura a medio parir (descartando con todo respeto a los figurones circunspectos y sus barbillas cuadradas) para dar caza sí, y también casa, hogar, pues, siempre he preferido darles hospedaje a mantenerlos en cautiverio.
El recuerdo que me nubla se disipa unos instantes y luego acomete condensándose tan caprichosamente como las letras ensalivadas de los sueños.
Por momentos, cobra un relieve reconocible tal como si quisiera figurarse y encarnar pero algo lo privara aún de textura, de contexto.
Me levanto y paro el oído y el ojo mientras las pestañas se erizan risueñas...

Protesto airado.

Y se ríen, todos ellos y mis venas, mis otros recuerdos y las bocinas de los autos y las ventanas y acaso también mis yoes herrumbrados conspirando junto a mis yoes a medio decir y mis yoes inconfesables.


Vuelvo a protestar pero ésta vez no hay un solo sonido, como si no hubiera autos en la calle, ni bocinas en los autos, ni palabras en mi boca, ni risas en mis yoes, ni yoes en mí mismo...

Hasta que al fin, lo comprendo.
No es un recuerdo esa huella abriéndose paso entre el humo y mis desvaríos.

Es tan solo una lágrima, solidaria y obstinada, que insiste en ser el último bastión de una despedida, resistiéndose a entregar el mando
desde lo que fui
hasta lo que he de ser.

martes, 5 de noviembre de 2019

Reflexión: Sobre la palabra


Narrativa
Reflexión


Sobre la palabra

(Primera parte)




Introducción. 

¿Qué es la palabra? ¿Un signo, un símbolo? ¿Un resto de imagen auditiva?

Básicamente deberíamos decir que una palabra es el resultado de alguna articulación determinada en el conjunto de relaciones posibles entre ciertas imágenes auditivas y cierto collage de imágenes visuales, olfativas, táctiles y gustativas.

Es el “conjunto de relaciones posibles” básicamente porque la palabra no entraña una relación prefijada, de hecho, se podría pensar la palabra como un “esfuerzo de relacionar” tales imágenes, procurándoles un soporte en el asidero que provee el lenguaje.

En esta línea de pensamiento podríamos postular a a palabra como el esfuerzo de dar expresión a algo de aquello registrado por los sentidos. No a cualquier cosa, sino a aquello que por algún motivo se ha registrado de forma intensa, sea por tratarse de una vivencia especial o bien, por estar entrar en relación con algo registrado previamente como una vivencia especial. Es decir, la palabra si es signo, es signo del esfuerzo psíquico de dar expresión a aquello que posee una investidura afectiva.

De hecho, no es lo único que podemos decir de la palabra, pero, veremos que en esta primera conceptualización -si bien fragmentaria y solo aproximada- podemos captar algunas de sus caraterísticas básicas entre las que destacaremos sin duda alguna la función de “dar soporte a alguna expresión afectiva”.

¿Pero qué es “dar soporte”? ¿Cómo se le “da soporte” a una expresión afectiva? ¿Por qué privilegiar tal función respecto de cualquier otra?

Básicamente, privilegiamos esta función pues es la función que podemos atribuirle de forma unívoca. La palabra no nace sino como un esfuerzo de “literalizar” algo de lo percibido, literalizar en ambos sentidos predominante de tal acepción: fijar y formalizar lo percibido, interna y externamente. Fijar y formalizar alguna relación entre algo de lo percibido interna y externamente.

Relato: Un Negro en el Cielo Raso (En Memoria del "Negro" Raúl Gómez)

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